Nos toca renovar el seguro de coche, ese que dice un Real Decreto que es obligatorio, desde 1962 en nuestro país, ¿a qué no hace tanto tiempo y sin embargo parece que siempre fue obligatorio? Afortunadamente, esta obligación es bien entendida y aceptada como tal por gran parte de la mayoría de los usuarios (ojo que no siempre es así), dada su importancia y repercusión en el día a día de todo nuestro entorno y ámbito social.
Estamos en el 2024, esto ha cambiado un poco y es momento de hacer un pequeño análisis que nos ayude a entender cómo ha evolucionado este importante sector y qué necesitamos y sobre todo a dónde y a quién debemos dirigirnos a la hora de contratar un seguro que le venga bien a nuestro bolsillo y también para nuestra tranquilidad y seguridad.
El sector de los seguros, en constante cambio
Pues nos encontramos desde hace tiempo con un mercado y negocio que, a priori, y para bien de la cartera del cliente final, su continúa transformación ha resultado positiva en su libre competencia. Partimos de la base de que al igual que “quien tiene un amigo, tiene un tesoro” quién posee un coche tiene un seguro, o así debería ser y no sólo porque lo diga el Real Decreto Ley de turno, si no por el buen hacer de los propietarios y buen trabajo de concienciación de distintas organizaciones e instituciones en aras de proteger nuestros bienes y sobre todo nuestro bienestar.
Hemos echado la vista atrás unos cuantos años y en esta materia no han sido pocos los esfuerzos por reducir las tasas de siniestralidad y por ende los costes de las compañías, de ahí reflejados, en la continua mejora de primas y condiciones, nuevas coberturas en pólizas de seguro, etc… pero eso fluctúa, cambia, evoluciona, y por norma se adapta a las nuevas formas, regulaciones, sistemas y vehículos para nuestro desplazamiento y movilidad personal.
Por poner unos números, según el Fichero Informativo de Vehículos Asegurados (FIVA), en el año 2023 el parque automovilístico español asegurado ascendía a 33.231.237 vehículos, un 1,44% más que el año anterior, vaya dato. En este mismo año hubo 1.048 siniestros, de los cuales, unos 9.265 fueron heridos graves, un 9% más que en el año anterior. La prima media para este tipo de contratos en dicho ejercicio fue de 384€, según la misma fuente.
Entre otras cuestiones, costes materiales, manos de obra, inflación y del entorno económico y geopolítico, del que no se libra casi ningún sector, esto explica que las primas hayan evolucionado al alza este último año, pero puede tener todo el sentido del mundo, cuando muchas de dichas primas, estaban por debajo de costes, producto de una guerra de precios fuera de control en los balances de muchas compañías. Esto, a priori, está bien para nuestro bolsillo como “consumidores” claro, pero el mercado se ajusta, y hay que darle alguna vuelta a ese producto, si nos interesa que siga siendo eficaz y duradero, no sólo rentable para ellos, sino para la calidad del servicio del cliente final.
En el sector se han ido incorporando nuevos actores, sobre todo una vez aprobada la Ley de distribución de seguros 26/2006 del 17/07/2006 como la banca, canales online o directos, sobre todo, a parte de los ya establecidos, agencias, corredores, etc y no todos de la misma índole profesional, a pesar de la intención de dicha ley, a la hora de ofrecer servicios, y primas a los usuarios y clientes.
La oferta a veces es abrumadora, en este caso ya uno parte de la base de la obligatoriedad y la necesidad de cubrir contingencias (estamos hablando del seguro de coche) pero existen otras muchas más necesidades de cubrir. Sólo hay que echar un vistazo al entorno y competencia publicitaria de algunas compañías, donde ya no se centran en sus servicios, si no en reforzar su marca en ejercicios de marketing tradicional o de atracción.
Más adelante están estos canales directos (online y telefónicos), parecen rápidos y de fácil acceso y, por supuesto, ellos dicen ser los más baratos, el precio y solo el precio, es su “mantra” es lo importante claro… ¿pero realmente es así?
En este sentido hay que aclarar que muchas de estas compañías de seguro llamadas coloquialmente “low cost”, son segundas marcas de las compañías principales o generalistas, que las han creado para cubrir otro tipo de mercado a costa de modificar la calidad de sus productos reduciendo el coste de prima (no siempre el más barato), a costa de excluir, reducir o limitar coberturas, y ahí, vienen los problemas si no son bien explicadas o aclaradas en la contratación al cliente.
En otro escalón tenemos los comparadores o simuladores de primas, al libre acceso del cliente, donde el menú puede ser también de libre interpretación, no te ofrecen prima final, ni te aseguran la misma si no más una orientación para que accedas al canal de contratación que algunas compañías o empresas interesadas decidan.
Afortunadamente, la era de la información, o me atrevo a decir de la sobreinformación también ayuda a que el cliente esté más educado y preparado para saber dónde tiene que dirigirse, pero también algo perdido y desconfiado. Para un buen asesoramiento, una buena póliza en calidad/precio, y en definitiva un servicio profesional, pero a la hora de la verdad, cuando nos toca lamentablemente dar parte de siniestro y acudir a buscar ayuda y soluciones, ya cambian nuestras perspectivas, dadas por hecho en la contratación de mi póliza con todas las prebendas y facilidades.
El mediador de seguros: El apoyo cuando surgen los problemas
En este momento entra un actor, el mediador de seguros y las corredurías de seguros en general que, a mi juicio, ha sido clave para un sector que necesita de su capacidad resolutiva y de calidad de servicio al cliente, generarle la confianza que merece, de protección de sus intereses y de dar cobertura legal a su socio de negocio, las compañías de seguros, sin perjuicio y respeto a las normas preestablecidas. Un intermediario justo, con habilidad, profesionalidad y eficacia, con un gran abanico de oferta al poder trabajar con todas las compañías, y apoyo constante al cliente (su mayor activo), en cualquier formato y en continúa transformación y adaptación a unos y otros, no exento de vaivenes normativos, con un nivel de exigencia formativa muy alto.
En España según la Dirección General de Seguros (DGSPF) en su informe estadístico anual del 2021, existían 58.317 agentes exclusivos entre persona física y jurídica y 3.741 corredores, por lo tanto, no es poca su facilidad de acceso para todo tipo de clientes, organizaciones, empresas, instituciones.
Como reflexión final creo que es bueno para un sector como éste que exista semejante oferta y abanico de posibilidades y acceso a productos, servicios y asesoramiento, pero es importante saber diferenciar la calidad, capacidad y fiabilidad de todos ellos. Sería bueno que entre todos sigamos cuidando de nuestro mayor activo, los clientes, por ende, las personas.
Jesús Regalado,GEXperto del área de Seguros de Coches | Member of ETL GLOBAL